lunes, 28 de noviembre de 2016

Howe Gelb - Modelo aretoa 26-11-2016

El sábado pudimos asistir a un nuevo concierto organizado por Gaztemaniak, que presentaba al grupo local Grupo Maré Baixa y al norteamericano Howe Gelb en formato piano trio.

Antes de nada, hay que comentar que es un poco contradictorio que Gaztemaniak organice este tipo de conciertos, especialmente dirigidos a gente joven, ya que muchos de los asistentes suelen ser jovenes pero de edad avanzada. Pero no nos vamos a quejar, ya que en estos conciertos tenemos oportunidad de escuchar a grupos que no tienen sitio en el circuito comercial.

Comenzó la noche con Grupo Maré Baixa, con el guitarrista Martin Asarian como lider del proyecto, y que estuvo acompañado por Mikel Makala al bajo, voz y samplers, y Denis Barzaga a la percusión, sobre todo las congas. Era el concierto de presentación de este grupo, y se notaba sobre todo el nerviosismo en Martin, que era el frontman. El repertorio mezcla la bossa nova con la electrónica, siendo todas las letras en portugués, y pudimos disfrutar de un concierto de media hora en el que presentaron las canciones del EP publicado recientemente.

Después subió al escenario Howe Gelb, que tocó la guitarra pero sobre todo un gran piano de cola, y al que acompañaron el danés Thoger Lund al bajo y Andrew Collberg a la batería. El concierto se enmarca dentro de la gira de presentación de su nuevo album, Future Standards, y gran parte del concierto lo dedicó a interpretar las canciones de este album. Sobre el escenario destacaban los enormes anillos que llevaba Howe, y su elegante sombrero blanco.Howe se dedicó a cantar sin incluir apenas comentarios entre canción y canción. Solo presentó a sus acompañantes en una pausa, y ya al final, antes de las propinas, preguntó si alguien quería hacer alguna pregunta, o si el público prefería que la propina la interpretase con guitarra o piano. Alguien del publico dijo que los dos, por lo que en la propina llegó a tocar la guitarra, y con el mástil de la guitarra tocaba algunas notas del piano.

Si hay algo que destaca en Howe, es su voz, grave pero aterciopelada, muy agradable para escuchar, ya que hay veces que parece que está susurrando la letra de la canción.

Y una vez más, los programadores de Gaztemaniak han demostrado que cualquiera que asista a sus conciertos no va a salir defraudado, ya que la calidad del artista está garantizada. Seguiremos disfrutando de estos regalos.


jueves, 17 de noviembre de 2016

Elena Setien - Sala Club de Victoria Eugenia - 16 de noviembre de 2016



Con todas las entradas agotadas y creando mucha expectación, ayer presentó Elena Setién su nuevo disco “Dreaming of earthly things” en la Sala Club del Victoria Eugenia, una sala muy adecuada para conciertos como el de ayer.

Muchas caras conocidas entre el público, aficionados habituales de conciertos, periodistas y cantantes como Rafael Berrio, Giogio Basmatti y Jabier Muguruza. Y todos con la esperanza de que podíamos disfrutar de una experiencia maravillosa, y así fue efectivamente.

En el escenario, Elena Setién, de vuelta en Donosti después de una larga temporada en Dinamarca, que fue cambiando entre el piano de cola y un teclado Nord Electro 4D, y con los micrófonos ajustados con mucha reverberación, lo que le da un toque especial a su voz . En la batería estuvo Karlos Aranzegi, que volvió a demostrar que además de la técnica que él controla, tiene un gusto exquisito a la hora de seleccionar qué tocar en cada momento. Y en el otro teclado,  Mikel Azpiroz, que ha sido el productor del disco de Elena, y que ayer se encargó por una parte de la linea de bajos, y por otra parte acompañó con mucha suavidad a Elena, sin quitarle nunca el protagonismo.

Aunque al principio la responsabilidad le provocó a Elena algunos nervios, enseguida se dio cuenta de que el público estaba entregado, y pudo disfrutar ella también del concierto. 

Elena demostró ayer que tiene una gran capacidad para transmitir lo que está contando, esas historias, a veces basadas en sueños, a veces en personajes reales, casi siempre con la naturaleza como fondo, e incluso en algunas historias que parece que estás recordando cuentos de la infancia. Y la verdad es que entre las letras y la música te absorben, hacen que sientas que formas parte de la historia. Y eso es lo mejor de la música, esa conexión entre el músico y el público.

Por señalar algún punto que no nos gustó demasiado, tenemos que comentar que en alguna canción las notas del teclado Nord de Elena se amontonaban debido a la intensidad de los efectos utilizados y al pedal del piano, y producían una saturación que  para nuestro gusto en algunos momentos nos pareció excesiva, o por lo menos no se podían diferenciar las notas que estaba tocando.

Y al salir del concierto, el pensamiento que nos pasó por la cabeza fue: “Qué suerte tenemos de que Elena haya vuelto a vivir a Donosti, porque así tendremos muchas más ocasiones de escucharla en directo”.   Y nos encantará seguir escuchando cómo cuenta y cómo canta esas historias, y nos dará igual que las historias estén en inglés, en castellano o en euskera, idioma que dijo que estaba aprendiendo.